Rafael Suárez: “Quiero traer a mi hijo”

Por causa de la crisis se marchó a Guinea Ecuatorial en busca de algo mejor y lo perdió todo.

Rafael es un hombre tímido, habla con voz baja y pausada, poco va entrando en confianza y comienza a contarnos su historia. Lo primero que nos quiere dejar claro es que “mi historia es un poco confusa y si no la aclaro será difícil que me entendáis”. En su cara se marcan los 63 años de caminar que tiene a cuestas. Respira suave y tranquilamente, de pronto vuelve a hablar, “yo soy topógrafo, tenía un buen trabajo y la vida bastante resuelta. Sin mayores problemas. Cuando empezó a bajar la faena en las obras, me puse de autónomo y comencé a trabajar en el mundo del transporte. Todo marchaba bastante bien. Hasta el año 2010 en el que me quedé sin trabajo. Yo tenía una ruta que incluía Badalona y Santa Coloma con un precio estipulado por esa faena. Con la crisis me empezaron a dar más faena, la ruta se alargó en kilómetros ya que había que ir a más pueblos, pero el precio seguía siendo el inicial aunque yo gastaba más gasoil y mis gastos en general se habían incrementado. Me quejé a la empresa en varias ocasiones y al final me despidieron”. Su mirada se vuelve apagada, triste “Con esta nueva situación tenía que buscar una salida. Mi pareja es de Guinea Ecuatorial, nos conocimos aquí y tenemos un niño de 5 años. Guinea Ecuatorial, es un país que está empezando a surgir, tiene muchas posibilidades. Decidimos intentar una nueva vida allí. Reuní la mayor cantidad de dinero que pude, vendí todo lo que podía vender, pedí un préstamo hipotecando mi piso, que ya estaba pagado, y nos marchamos llenos de ganas”. Su voz se entre corta y guarda silencio, “Ha sido mi ruina, lo he perdido todo, he tenido que volver dejándola a ella y al niño allí, yo aquí sin trabajo y sin derecho a ningún tipo de ayuda y a punto de perder el piso. Para poder comer tengo que ir al comedor social de Singuerlín, sino no tendría que comer”. Baja la vista y su voz recobra fuerza poco a poco, “Allí pude trabajar un poco en obras, pero es tanta la burocracia y lo que tardan las cosas que al final uno termina renunciando. A mí se me venció el permiso de residencia y no me quedó otra que volver. Llegué en Agosto del año pasado y aquí estoy tratando de agarrarme a lo que sea. Como era autónomo los últimos años que trabaje aquí no tengo derecho a paro y debo esperar un año para poder cobrar la ayuda de 426€ al mes, sino tampoco tengo derecho a ella”. Piensa y recupera fuerzas, “Allí con mi mujer montamos un bar a pie de carretera, como no podíamos hacerlo de hormigón lo hicimos de madera, y ahora ha salido una ley que dice que no pueden haber construcciones de madera a pie de carretera y en breve la tirarán abajo. Lo único que quiero es traer a mi hijo y mi mujer aquí, que estemos los tres juntos nuevamente y lograr salir adelante como sea”.

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